Conferencia impartida en las instalaciones
del Campus Ermita de la Universidad ICEL
a la que asistieron 30 alumnos
de la Red Preventiva. El padre Chinchachoma nació en España; llegó a México en 1969 para predicar la palabra de Dios. En 1971, un altercado que presenció en el Metro entre un policía y un niño de la calle que se drogaba, cambiaría su vida para siempre.
Durante los 30 años que dedicó a ayudar a los desposeídos, Chinchachoma fundó 18 albergues. Hoy, en los llamados Hogares Providencia, viven cientos de niños que antes fueron de la calle, ese es su legado más hermoso sin duda, los miles de chicos y chicas que lo llaman papá en el sentido más auténtico de la palabra. Ellos, y a los centenares de educadores (o tíos y tías) de los Hogares Providencia de México, son el testimonio vivo de que su vida, su opción radical por los niños más pobres, ha dado mucho fruto.
La niñez en situación de calle se ha convertido en un problema social que, obligados a valerse por ellos mismos, sufren los efectos de la pobreza, el hambre, y la disolución de las familias; con frecuencia son víctimas fáciles de abusos, negligencia y explotación, en ocasiones hasta son asesinados.
Los denominados niños de la calle corren el grave peligro de caer en actividades que constituyen a veces los únicos medios de supervivencia como: la prostitución, el consumo de drogas y varias formas de conducta criminal.
Existen diferentes categorías de niños de la calle. Existen aquellos que trabajan en las calles como su único medio para obtener dinero, aquellos que se refugian en las calles durante el día pero que a la noche regresan a alguna forma de familia y aquellos que viven permanentemente en la calle sin ninguna red familiar.
Agradecemos especialmente a la Psicóloga Ariadna Pérez Gudiño
El Campus Ermita de la Universidad ICEL agradece tus comentarios; esperando sugerencias sobre nuevos temas de tu interés que quieras conocer.
excelente tema y muy importante en la exposición de nuestra universidad ... nos debemos formar en una conciencia colectiva tanto desde nuestros propios intereses como el de la comunidad en la que nos desarrollamos
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